Via Cerro Mercedario
Es medianoche. Ya es 24 de marzo de 2009.
Desde hace poco, gracias a la imposición del Gobierno Nacional, el 24 de marzo pasó a ser Feriado Nacional por haber sido declarado como el "Día de la Memoria por la Justicia y de la Verdad" (...)
En sintonía a lo dictaminado por el Ejecutivo Nacional, en todo el país se realizarán una serie de actos que tendrán, básicamente, por objeto repudiar el Golpe de Estado que tuvo lugar el 24 de marzo de 1976 cuando militares argentinos tomaron el poder destituyendo a (la impresentable) María Estela Martínez, entonces Presidente de la Nación.
Aunque, a decir verdad, si uno recoge distintos testimonios de la época (revistas, diarios) notará que aquel día fue más un bálsamo que un día en donde primó el terror. La República Argentina caminaba al borde del abismo con una Presidente que no estaba a la altura de las circunstancias, un terrorismo fuera de control ejercido desde el mismo Ejecutivo Nacional con la tristemente célebre Triple A y guerrilleros que, contrariamente a lo deseado por la inmensa mayoría de los argentinos, luchaban por imponer un regimen comunista en nuestro país.
El Gral. Jorge Rafael Videla fue uno de los que lideró otro atentado a la frágil democracia argentina. Su asunción como Presidente de la Nación fue celebrado por la mayoría de la ciudadanía argentina que estaba harta de la anarquía agobiante y fue saludado por los principales medios de prensa (hoy se hacen los distraídos) y algunos intelectuales como Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges.
La Junta Militar gobernante sometió al país férreamente, combatiendo la sedición amenazante sin dejar de cometer excesos dolorosos. Aunque a algunos no les guste reconocerlo, el pueblo de aquel entonces clamó por los militares para poner "orden"... pero ellos se terminaron tomando atribuciones que no les correspondían y terminaron creyéndose un papel mesiánico que no les era necesario. En materia económica, aquellos gobiernos de facto hicieron que la deuda externa siguiera creciendo al punto de comprometer más a las generaciones futuras de argentinos. Ya sobre el epílogo de aquel periodo, inventaron una Guerra por las Islas Malvinas acaso innecesaria contra Inglaterra, una potencia claramente superior a nuestro país; el resultado de aquella cruzada fue una derrota tan previsible como dolorosa para nuestro pueblo, como así también un gran retroceso en el proceso de recuperación de aquellas islas.
Es una cachetada del destino que Néstor Carlos Kirchner y Cristina Elisabet Fernández hoy nos quieren enseñar sobre "derechos humanos", cuando sobran documentos que hablan de que, durante aquellos años, ellos mostraron escaso compromiso con la Patria y se dedicaron a hacer crecer su patrimonio familiar. Mientras se mataban unos y otros, los Kirchners vieron incrementar su patriomonio dedicándose a rematar hipotecas sin ningún escrúpulo. Kirchner fue siempre colaborador de los gobiernos intervencionistas en la Provincia de Santa Cruz. Sin ir más lejos, el 07 de julio de 1982, Néstor Kirchner se dejó fotografiar con Oscar Enrique Guerrero, por entonces comandante de la XI Brigada de Infantería Mecanizada del Ejército, militar a quien apoyaba fervorsamente. Desde su llegada a la Presidencia de la Nación en 2003, Kirchner supo rodearse de terroristas que solo dse dedicaron a autojustificar sus excesos contra la Patria.
Durante la Presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín, se constituyó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Co.Na.De.P.), la cual se conformó por personalidades destacadas de distintos ámbitos de nustro país con el objeto de elaborar un documento definitivo acerca del terrorismo que asoló la Argentina. Uno de sus integrantes, el Dr. René Favaloro renunció a la Co.Na.De.P. manifestando serias y profundas disidencias con varios de sus integrantes, quienes se rehusaban a investigar y proporcionar datos acerca de las no pocas víctimas de la guerrilla. Originariamente, la Co.Na.De.P. habló de 8.960 desaparecidos, aunque después redujo su estimación a 6.000 (de los cuales 900 pertenecen al período constitucional 1973/76, del que nunca se habla ni se investiga). Según opina el periodista y escritor Nicolás Márquez, de estos 6.000, según confesión expresa del jerarca guerrillero Mario Firmenich, la mayoría absoluta eran integrantes de las organizaciones terroristas, las mismas que entre 1969 y 1979 fueron autoras de 21.665 atentados subversivos.
De ahí en más, hablar de "derechos humanos" se volvió en algo más que rentable en la Argentina. Increíblemente, se empezó a hablar de "30.000 desaparecidos", la cual constituye una cifra caprichosa y sin ningún fundamento cierto que la sostenga. Organizaciones como "Madres" y "Abuelas de Plaza de Mayo" pasaron a manejar frondosas sumas de dinero gracias a los suculentos subsidios recibidos de parte del Poder Ejecutivo Nacional del Gobierno de Hugo Chávez; la Sra. Hebe Pastor de Bonafini (no hay pruebas fehacientes que sea "madre de desaparecidos") se creyó con una impunidad tal que hasta se dio el lujo de luibrar varios cheques sin fondos. Se sancionó oportunamente la Ley 24411, que en su increíble artículo 5 dice lo siguiente: "En caso de aparición de las personas mencionadas en el artículo 1º, se deberá comunicar esta circunstancia al juez competente, pero no habrá obligación de reintegrar el beneficio si ya hubiera sido obtenido". Esto es, si por error u omisión aparece "vivito y coleando" algún "desaparecido", no es gran problema...
La necedad es tal que cuando un militar asesinó a opositores al régimen se le dice "represor" y "genocida"... pero cuando un guerrillero mató civiles y militares, se habla de un "luchador social"; si los militares toman por asalto el poder constitucional, se dice que es "una dictadura"... pero si un comunista destituye un gobierno se dice que es "un gobierno revolucionario". La criminalidad está más allá de ser de derecha o de izquierda.
Lo cierto que este nuevo feriado solo sirve para avivar antagonismos y odios entre los argentinos. El mensaje recurrente es "ni olvido ni perdón". Y, así, es imposible restaurar la sociedad argentina.
Ahora, quienes son predicadores del odio y el rencor repartirán un material tendencioso que habla sobre los duros sucesos ocurridos entre 1976 y 1983. De esta manera, nuestros niños y adolescentes recibirán una versión arbitraria e ideologizada sober nuestra historia reciente. Entonces, cabe preguntarse:
- ¿Qué le estamos enseñando a las generaciones venideras?
- ¿Les inculcamos resentimientos ajenos?
- ¿Les predicamos la venganza como un recurso político?
- ¿Les enseñaremos que los terroristas son héroes y los militares los villanos?
Si hacemos un paralelismo entre la historia de un país como la Argentina con la historia persona de cualquiera de nosotros, en ambos podemos encontrar lindos recuerdos como también hechos desafortunados y errores propios. Está comprobado que no es psicológicamente sano vivir con resentimientos y odios sobre hechos puntuales que nos marcaron en la vida: lo más saludable es saber elaborar la propia historia y asimilarla para aprender de los infortunios y dar gracias de lo bueno que se ha recibido. La receta es muy simple para decirla pero no es tan fácil llegar a ese necesario punto de equilibrio porque se hace preciso saber enfrentar aspectos dolorosos de la propia historia. Pero, es la única manera para que uno viva en paz.
Se puede hacer una analogía con la historia de un país como el nuestro. Yendo un poco más allá de estos hechos, surgen otras preguntas:
■ ¿De qué nos sirve odiar el pasado reciente?
■ Con la instauración de este feriado, ¿de qué nos sirve volver una y otra vez sobre lo mismo revolcándonos en el fango del odio?
■ Preguntémonos como sociedad, ¿qué se supone que podremos construir sobre el resentimiento?
■ ¿El periodo 1976-1983 es el único que fue difícil para nuestro pueblo?
■ ¿Quiénes se benefician con esta absurda ob$e$ión por reavivar esas heridas del pueblo?
■ Antes de aquel 24 de marzo de 1976, ¿no hubieron desaparecidos por causas políticas?
■ Durante este periodo democrático ¿no han habido desaparecidos relacionados con casos de corrupción?
A 33 años de aquella fecha, es imprescindible poder mirar en paz los sucesos acontecidos y que todos y cada uno de los argentinos abandonemos nuestra postura de jueces de los demás y hagamos un mea culpa con humildad. Tanto militares como guerrilleros tienen su cuota de responsabilidad ante tanto antagonismo. Han habido errores y excesos cometidos desde ambos "bandos": ¿quién tiene autoridad moral para ponerse en juez del otro?.
Los argentinos necesitamos mirar más a nuestro presente y nuestro futuro y no detenernos en inútiles rencillas del pasado.
De yapa y para algunos desmemoriados peronchos/socialistas/demas yerbas:
Si, es Nerón. Vía Argenlibre
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